El gobierno quiere eliminar la figura del femicidio
Mariano Cuneo Libarona lo confirmó a través de redes sociales
NACIÓNPOLÍTICASOCIEDAD


Tras el discurso brindado por el Presidente Javier Milei en el Foro de Davos, donde criticó abiertamente el feminismo, el ecologismo y la lucha por el cambio climático, desde el gobierno deslizaron la idea de eliminar del Código Penal la figura del "femicidio", así como también la derogación de diversas leyes de discriminación positiva, como el cupo trans, la paridad de género en listas de cargos políticos electivos y el documento de identidad no binario. En esta misma línea de ideas, el Ministro de Justicia de la Nación, Mariano Cuneo Libarona, ratificó la propuesta, a través de una publicación en la red social X (ex twitter).
A través del posteo, Cuneo Libarona criticó al feminismo y manifestó que "es una distorsión del concepto de igualdad que únicamente busca privilegios poniendo a una mitad de población en contra de otra". De este modo cobra fuerza la propuesta de eliminar la figura del femicidio, receptada en el Art. 80 inc. 11 del Código Penal, y que hoy en día sirve tanto para agravar los homicidios cometidos por un hombre contra una mujer, así como también para agravar las lesiones provocadas por un hombre contra una mujer, todo ello cuando es producido en un contexto de violencia de género.
Esta figura legal, fue incorporada al Código Penal en el año 2012, mediante la Ley N° 26.791, y es fruto del desarrollo de las luchas feministas y las construcciones teóricas que el feminismo aportó al ámbito jurídico. Las consecuencias de la posible derogación de esta figura sería que cualquier homicidio doloso provocado en un contexto de violencia de género, tendría la misma pena que un homicidio simple. Además, los hechos de agresiones físicas con lesiones, tendrían la misma sanción, a pesar de que hayan sido cometidos en marcos de violencia de género y mediando agresión de un hombre hacia una mujer. De este modo, el gobierno busca volver a viejas concepciones de igualdad formal, que no tienen en consideración las desigualdades estructurales que afectan históricamente a las mujeres.